No parar de gritar hasta quedarte sin voz, no parar de llorar hasta quedarte con la garganta seca, no parar de bailar hasta que te duelan los pies, no parar de sonreír hasta acabar con dolor en los mofletes, no parar de correr hasta perder el sentido de la orientación, no parar de sentir hasta quedar totalmente enamorada, no para de mirarle hasta perderle de vista, no parar de dormir hasta levantarte cansada, no parar de verle cada día. Pero nada es para siempre, ya que todo se gasta, incluso nuestra propia vida. Si, me refiero a nuestro final, marcado por cada uno de nosotros, ese día en el que dejamos nuestra ultima huella en una botella de alcohol vacía. Siempre hemos escuchado, que las soluciones, no se encuentran el el fondo de una botella, en el final de un cigarro, o en una noche loca por la playa, y sí quizás no se encuentre la solución, pero si el descanso durante un corto pero placentero tiempo. Por último, apúntate con un bolígrafo gris, que si algo olvidas es por exceso.
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